quinta-feira, 5 de abril de 2018

...

Siempre regresa como virgen blanca la soledad
cuando el día empata el curso de la noche.
Una lágrima condensa al bosque en la carretera,
surco multiforme hacia la urbe sin árbol.
Pienso entonces en el fatal desperdicio de un cuerpo inexistente y sin amparo,
luz que perdió la sombra en la selva o en el mar
buscando la infancia eterna de una flor amarilla.
¿Dónde estaremos mañana?
¿Volveremos al nogal de Carolina,
a la ribera que surge entre brazos imprecisos?
(Hoy juegan nuestras hijas con el viento,
pero otras son violadas y enterradas.)
Visiones van, visiones vienen.
Cierro los ojos para despertar
porque el tiempo es imagen de la muerte,
no el sueño donde la ausencia revive espectros,
el tiempo,
el tiempo que roe la piedra y lima los huesos.
Botón o estrella, lo mismo da:
todo apagará la aurora que espero sentado en el jardín,
fumando el porro interminable
que la madre celeste encendió cuando naciera
y que atiende mi voz entre velas y copales.
Me secaré como la hierba y el papel;
pero ahora canto cerca y lejos de la tierra
donde las lenguas confunden y conquistan,
donde pesa la historia como una mortaja piramidal,
destruida, perdida, oculta.

Tadeo Stein

Nenhum comentário:

Postar um comentário